Hoy escribo como padre. Como padre de cuatro hijos a quienes quiero y protejo cada día, y como ciudadano de un mundo ingrato lleno de sujetos que no deberían tener sitio entre las personas. Porque no puede ser persona aquella que desea la muerte a otra por compartir una afición y, mucho menos, por desear la muerte de un niño, enfermo de cáncer.
Me pregunto en qué clase de mundo vivimos en el que campan a sus anchas individuos que se sienten orgullosos de desear el mal a un crío por el mero hecho de ver cumplir su sueño, el de ser torero. Individuos que no se alegran de arrancar una sonrisa a un niño, sea Adrián, sean los miles de niños enfermos de cáncer… No me importa la condición de antitaurino, de animalista, porque ser persona y respetar a los seres humanos entiendo que debe estar por encima de todo, incluida esa falsa demagogia del amor por los animales. No podemos amar a los animales si antes no nos respetamos a nosotros mismos.
Adrián es un niño de 8 años, que es feliz sintiéndose torero. Y lo fue el sábado haciendo el paseíllo con sus ídolos, recibiendo el brindis de cada uno de ellos, acompañándolos en las vueltas al ruedo y en la salida en hombros. Pero lo que no sabía es que él también se convirtió en el héroe de cada uno de nosotros porque nos mostró que se enfrenta a la enfermedad como los toreros lo hacen con el toro: con valor y temple.
El mundo del toro ha tenido que soportar insultos constantes de los antitaurinos que, incomprensiblemente les permiten manifestarse a las puertas de las plazas de toros. También ha visto cómo una decisión política arbitraria de un parlamento autonómico sin competencia en la materia ha prohibido los toros, y seis años después el Tribunal Constitucional mantiene guardada la sentencia en un cajón. Y además, ahora tenemos que leer barbaridades en las redes sociales que superan los límites… Basta ya, el sector taurino y todos los aficionados están cansados de poner la mejilla una y otra vez a radicales sin respeto por las personas.
Como padre, como presidente de la Fundación del Toro de Lidia, de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, y como persona, exijo RESPONSABILIDAD en el correcto uso de las redes sociales, y RESPETO para que las autoridades competentes tomen las medidas oportunas con urgencia y contundencia. Pido que se persiga y se juzgue a los individuos capaces de escupir ese tipo de mensajes, y, lo que es más importante, se nos proteja para evitar este tipo de enfrentamientos innecesarios.