El Consejo de Gobierno de Castilla y León declaró el viernes la Tauromaquia como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial. Una medida que sigue los pasos de Murcia, Madrid, Castilla-La Mancha y Navarra para convertirla en la quinta comunidad autónoma que decide blindar las corridas de toros para evitar prohibiciones como la de Cataluña.
«La declaración tiene por objeto la protección y salvaguarda de esta manifestación cultural que se remonta al siglo XVIII» y está dirigida «fundamentalmente a las corridas de toros y el arte de la lidia del toro porque la Tauromaquia forma parte del patrimonio inmaterial de la cultura popular y tradicional de Castilla y León, además es un medio para preservar los valores artísticos y culturales de la región; esta declaración servirá para impulsar las actividades económicas asociadas a ella, especialmente la turística» explicaron desde la consejería de Cultura y Turismo.
Para la declaración como BIC, el Gobierno castellano-leonés, además de subrayar su influencia cultural y ecológica, también se apoya en su relevancia económica. No en vano, según los datos que maneja la Junta, la Tauromaquia es el segundo espectáculo de masas en España, después del fútbol. En este sentido, en 2013, aumentó el número de espectáculos taurinos respecto a 2012 y Castilla y León fue la segunda comunidad autónoma con mayor número de festejos taurinos y populares, con un total de 2.196. Asimismo, se estima que el sector generó en 2011 más de 416 millones de euros de gasto o impacto económico directo y que el impacto económico indirecto e inducido ascendió a 837 millones de euros. La aportación del sector representa aproximadamente el 1,5 % del PIB autonómico.