Ortega y Gasset los llamó «profesionales de la furia», y Zorrilla los calificó en un verso como «destripadores de caballos». Pero eso era antes, cuando los españoles valerosos lidiaban a toros fieros que desparramaban genio y violentos derrotes al aire (…) El animal grande y destartalado, áspero, brutal y rudo, se ha transformado en un toro guapo, armónico, bravo y noble que ha elevado el toreo a altas cotas artísticas. La clave de este cambio radical se llama selección, el gran misterio de la tauromaquia.
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«El toro es un misterio; sin duda. Yo cada vez sé menos. Cuanto más avanzo, más interrogantes se me abren», cuenta Fernando Cuadri (…)
«El toro es un misterio; sin duda. Yo cada vez sé menos. Cuanto más avanzo, más interrogantes se me abren», cuenta Fernando Cuadri (…)
Artículo completo de Antonio Lorca en archivo adjunto (El País -Ed. Andalucía-, 16 de enero de 2008)