Dada su relevancia, a continuación reproducimos literalmente el artículo que el portavoz adjunto del Partido Socialista de Cataluña en el Parlament, publicó el pasado sábado 1 de mayo en la edición para cataluña de El Periódico, y que critica las últimas propuestas hechas por esquerra republicana de cataluña.
Artículo // El punto de vista
Ahora le ha tocado a la feria de abril
Joan Ferran
Portavoz Adjunto del PSC en el Parlament de Catalunya
Soy de los que piensa que en el ámbito de la política pocas cosas son fortuitas. el azar existe, es cierto, pero rápidamente aparece tutelado por motivaciones confesables e inconfesables, por discursos subliminales y otros que no lo son tanto. la polémica suscitada en torno a la feria de abril no es hija de la casualidad. lleva tiempo gestándose por algunos a la espera del momento oportuno para hacerla emerger. Así, bajo la excusa de una gestión transparente del dinero público, se intenta asestar una andanada a todo aquello que escapa de un determinado cosmos cultural y relacional. mal servicio al país cuando aquí, a lo largo de muchos años, hemos ejercido con respeto nuestro derecho a gozar y divertirnos como nos viene en gana. sin complejos, con naturalidad, mezcla y libertad. sobre todo con respetuosa libertad.
Y ahora, como quien no quiere la cosa, nos hallamos ante una polémica que crispa los ánimos y entrelaza aspectos que merecen una atención particularizada. ¿Por qué? ¿Cómo es posible –por ejemplo– que desde el gobierno municipal se obvie el rigor exigible a un alto cargo institucional empecinado en una polémica superada? Insisto, poca cosa es fortuita en lo político.
Veamos. el concejal Portabella está en su derecho a exigir la transparencia y el buen fin del dinero público empleado en todo tipo de eventos y certámenes que gozan del apoyo de las administraciones. de acuerdo. ¡Faltaría más! pero al edil independentista también habrá que exigirle dos tipos de rigor: primero, el del mismo trato a todo tipo de entidades y colectivos merecedores de subvención independientemente de sus orígenes y actividades lúdico-festivas, y segundo, el rigor, respeto y lealtad institucional hacia el equipo de gobierno del que, supuestamente, forma parte junto al alcalde Clos. En un debate televisado, Portabella, lejos de parecernos un equilibrado servidor de lo público, nos ha dado la impresión de un acalorado tertuliano. y eso no es bueno.
Cuando hablo de respeto y libertad respecto del goce lúdico de las fiestas pienso en los centenares de hombres y mujeres que a lo largo del año laboran incansablemente en sus entidades a la espera de su fiesta, de la feria. Trabajan, desarrollan actividades de todo tipo con el objetivo final de disfrutar colectivamente de la música y la alegría junto a amigos y visitantes. porfían por lograr la belleza y los aderezos que les otorguen premios y felicitaciones. bailan y cantan. son, y expresan, una vertiente de la cultura popular catalana que se muestra de forma abierta y sin exclusión. se sienten parte del país porque lo son y porque ayudan a tirarlo hacia adelante. ¿O es que a algunos les molesta acaso la manifestación pública de esta cara de lo popular en catalunya? ¿O es que acaso algunos prefieren una catalunya de probeta, de manual, irreal y artificial? por respeto a los miles de catalanes que transitan por la feria de abril no se puede admitir una descalificación personalizada y malintencionada hacia el presidente de la FECAC y hacia el mundo asociativo al que representa. otra cosa será la exigencia contable que pueda demandar la administración. Portabella comete, con su actitud, un grave error.
Y es que, más allá de la polémica, una pregunta nos asalta: y tras la feria, ¿qué?Algo de esto comenzó con aquel olvidado toro de osborne que se cuarteaba bajo la lluvia y el viento en los márgenes de nuestras carreteras. Unos cuantos la tomaron con él hasta convertirlo, para otros y por reacción, en un símbolo de otra forma de entender su imagen. luego, más allá de la digna causa de la defensa de los derechos de los animales, comenzó también una cruzada antitaurina con discurso subliminal. ahora le ha tocado el turno a la feria de abril. y luego, ¡vayan ustedes a saber! la Catalunya de las libertades, la tolerancia y el respeto no puede permitirse el lujo de un maccarthismo provinciano. transparencia, toda la que ustedes quieran, pero respeto también a todas las expresiones asociativas y culturales que nuestro país es capaz de generar en son de paz y alegría.
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