La VII edición de la Feria Mundial del Toro se ha clausurado esta tarde en Sevilla superando las previsiones más optimistas en cuanto a asistencia de público. Más de 121.000 visitantes han pasado por el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla para disfrutar de un certamen plenamente consolidado, que ha contado con un presupuesto de 900.230 euros, y que ha generado un volumen de negocio inducido para la capital hispalense de 11.100.000 euros.
El acercamiento de las faenas camperas y la crianza del toro al gran público, la interconexión de diferentes culturas en torno a la figura del toro bravo, y las ramificaciones que tiene la Tauromaquia en otros sectores productivos se han puesto de manifiesto en una feria que, además, ha acertado con las innovaciones introducidas. El llamado Toro de Noche, que consistía en la prolongación de las jornadas hasta la madrugada con la apertura de carpas en los exteriores de FIBES, ha encontrado una fantástica respuesta por parte del público joven, y el espectáculo Mayorales, de Salvador Távora, pone de manifiesto que la imaginación, sensibilidad y sentido estético del dramaturgo no tienen límites.
Además, la Feria Mundial del Toro ha servido como magnífico escenario para presentar libros muy interesantes como Las Rutas del Toro en Andalucía, de José Enrique Moreno y Ángel Cervantes, o El Corazón del Torero, del preparador físico Gabriel Reyes; así como para la proyección de películas, organización de mesas redondas o presentación de carteles. Por supuesto, también ha sido un marco extraordinario para la celebración de homenajes a personalidades tan importantes como Antonio Ordóñez, Miguel Mateo Miguelín, Albert Boadella, Luis Algarra o Juan Pedro Domecq.
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