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“El Conde de la Maza ha dejado en la ganadería un patrimonio muy importante de bravura”
Miguel Reina, pertenece a una de las primeras familias de agricultores malagueños que viajaron en sus inicios a esta finca. Con apenas once años de edad fue cuando comenzó a trabajar de vaquero con el antiguo mayoral de la casa -que más tarde se convertiría en su suegro-, Antonio Troya Vázquez.
Viaje a los toros del Sol
A sus 57 años, Miguel Reina no pierde detalle de todo cuanto sucede en la ganadería. Cada mañana, al alba, acompañado por los dos vaqueros de la casa: Antonio Romero y Diego Mateo, monta a Gorríón, un caballo castaño cruzado con la raza inglesa, y se dispone a recorrer los ocho cerraos donde se encuentra el ganado de procedencia núñez de la divisa roja y negra. Una vez allí recorre minuciosamente cada rincón, cada cancela y cada metro de alambrada con el fin de asegurarse que todo se encuentra en perfecto estado. Luego, Miguel traslada a los toros al corredero de la plaza, por el que se les corre a lo largo de tres kilómetros. En épocas de mucho calor los suele correr un día y descansar otro para que puedan recuperar perfectamente.
Nuestro mayoral nos cuenta que en esta ganadería solo se les echa pienso a los toros. Al resto de los animales se les ofrecen los ricos pastos que hay las más de 3.000 hectáreas de la finca. En “Cortijo Arenales” hay pastos de enorme riqueza y también hay extensas zonas dedicadas a la agricultura en las que se siembra trigo y girasol.
Finalizada la jornada matutina, y tras almorzar hacia la una de la tarde, vuelven a faenar en el campo hasta las cinco menos cuarto, justo cuando el sol preside el cielo cubriendo con su luz las encinas y lentiscos de “Cortijo Arenales”. El resto de la tarde, por lo general, suele ser tranquila. Miguel se queda solo y dedica sus últimos esfuerzos a los arreglos diarios. En verano se sigue con más atención el estado en que se encuentran los abrevaderos, que Miguel restaña provisionalmente con viejas bañeras de la casa colocadas en medio del campo; las porteras y las alambradas son otros elementos que requieren de los cuidados y arreglos de Miguel. El mérito, según afirma nuestro mayoral, de esta vieja tradición inalterable no está en lo sencillo que es realizar estas tareas, sino en la constancia de realizar el trabajo día tras día durante muchos años seguidos.
Poco antes de que las agujas marquen las diez de la noche es cuando Miguel regresa a su casa, en la que le esperan su mujer, Manuela, y sus hijos. Cuando retransmiten algún partido de fútbol se sienta frente al televisor para vivir su otra gran pasión, amén de los toros, el fútbol.
El estado de la ganadería
La vacada del Conde de la Maza actualmente está formada por 214 vacas de vientre, que se encuentran en seis lotes independientes. El grupo de sementales está formado por diez ejemplares, entre los que destacamos a Cochero, Aguardiente y Albardo. En el presente año se lidiarán seis corridas de toros y una novillada. Tan sólo quedan por lidiar (este reportaje se hizo el 31 de julio de 2003) las corridas de Sevilla, prevista para el 15 de agosto, la de La Línea de la Concepción (Cádiz), el 20 de agosto, y la novillada de Sevilla, anunciada para el próximo día 10 de agosto.
Los toros del Conde
En líneas generales, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que las hechuras de los toros del Conde de la Maza hablan claramente de que en un alto porcentaje son núñez por los cuatro costados, ligeramente tendentes hacia la rama de Villamarta. Los toros del conde son largos, bajitos, muy finos de cabos y pezuñas y rectos de lomo; en cuanto a las particularidades, conviene señalar que hay toros en esta casa con abundante rizo en la cara (carifoscos) y con aspecto aleonado al tener mucho pelo en las cabezas y reunir unos morrillos fuertes y musculados. Curiosamente, estos toros desarrollan más el iris (denominados zarcos) en el globo ocular que lo normal en un toro bravo.
La cuerna conserva la finura desde la mazorca hasta el pitón y su color suele ser astiblanco. La variedad de pelos es otra de las notas peculiares y hermosas de esta ganadería. Hay toros lombardos, chorreados, castaños ojinegros, calceteros, jirones, entrepelados, cárdenos claros, berrendos, melocotones, salpicados, negros, luceros y todas las posibles combinaciones entre ellos.
Su comportamiento en el campo no suele ser excesivamente amable. En esta ganadería se suelen registrar un alto número de peleas entre los ejemplares, especialmente ocurre en los utreros durante la estación de primavera. Quién tenga la suerte de visitar esta ganadería en su hábitat natural debería tomar precauciones, puesto que su instinto de fiereza y fijeza hacia todo lo que le rodea suele ser muy grande, por lo que no es extraño que embisten ávidos al menor ruido que escuchen. Otra particularidad es que en el campo es muy difícil de ver a los toros parados, pues se muestran nerviosos y ágiles, posiblemente por la costumbre impuesta por don Leopoldo de moverlos durante dos horas todos los días para ponerlos fuertes y evitar que se caigan durante la lidia.
En la plaza, los Núñez del Conde, tienen también más de villamarta que de parladé. Embisten con picante, que a veces se transforma en brusquedad o genio en su salida, rematando con dureza en los burladeros. Es importante que estén lidiados por manos de un auténtico profesional para que no se equivoque y que sepa aguantar las primeras arrancadas, puesto que al final, en el tercio de muleta, es cuando obedecen y se entregan, metiendo la cara con verdadera emoción y transmisión.
En cuanto al comportamiento en el tercio de varas son animales muy bravos y hay que dosificar muy bien el castigo. Gracias a la incorporación en su día de las reses de Berrocal parecen ser de un carácter más noble.
Un picador llamado Reina
Una de las grandes aptitudes que nos descubrió el mayoral del Conde de la Maza al conocerle fue la de formar parte durante más de treinta años de uno de los mayores gremios del toreo, el de los picadores profesionales de toros. Miguel es uno de nuestros mejores picadores en activo. Desgraciadamente ha decidido retirarse esta temporada a las ordenes del matador sevillano Francisco Javier Corpas. Concretamente, su despedida se producirá el próximo 15 de agosto en Sevilla, picando al segundo o quinto toro de la tarde que pertenece, paradojas que tiene la vida, a la divisa que sigue criando desde hace más de dieciocho años. El 15 de agosto, en La Maestranza y ante un toro del conde, Miguel Reinatirará su última vara. Brillante escenario para decir adiós a una profesión que como la de mayoral ha servido con los mayores honores. No en vano Reina ha permanecido junto a las prestigiosas cuadrillas del torero de Triana Emilio Muñoz y a la del gaditano Jesús Janeiro “Jesulín de Ubrique”. Actualmente, formaba parte de las cuadrillas de Domingo Valderrama y de Francisco Javier Corpas. Según Miguel, uno de los mayores requisitos para poder picar bien a un toro es el de tener un gran corazón para que cuando el toro se arranque al caballo, se tenga la fuerza de echar la vara por delante e intentar coger el puyazo delantero y por derecho.
La forma de picar de Miguel, al contrario que la que tienen los mejicanos de picar de arriba abajo, es la de picar con el brazo extendido y aguantar hasta que se produce el encuentro del toro con el caballo, aunque lo cierto es que nuestro mayoral asegura haber intentado sin acierto el aguantar por completo a una vaca en un tentadero. Miguel explica la técnica que emplea él para picar, dice el mayoral del Conde que ejecuta la suerte tirando el palo, cogiéndolo más tarde y dejando que el toro llegue hasta él lo más lentamente posible.
Plazas y ferias para el recuerdo
Desde los diecinueve años, Miguel Reina viene recorriendo todas las ferias taurinas del país y del extranjero con el Conde y claro está, los recuerdos asaltan la memoria de Miguel en cada tarde. Según Miguel al conde le debe la seriedad y el respeto con la que se enfrentó a esta difícil faena de ser mayoral de esta ganadería. De don Leopoldo aprendió las distancias y el tiempo, tan necesarios para observar, actuar y contemplar la Fiesta y los toros, bien en el campo, bien en los tentaderos (desde la bonita placita encalada de la finca), o bien en cualquiera de las corridas donde se lidiara la histórica ganadería de la ‘M’ y de la ‘L’ coronada.
El Conde, continúa Miguel, no tenía horas para dormir, vivía por y para la ganadería. Recuerda emocionado Miguel que sólo bastaba una mirada de ambos para hacer o deshacer cualquier faena en donde quiera que estuviesen. Ahora todo es distinto y sólo quedan sus toros como recuerdo de su obra, aquellos astifinos y bravos de verdad, que dieron gloria y plenitud a toda una época del toreo.
Ferias como las de San Jaime en Valencia, o en plazas como Sevilla, Barcelona e incluso Madrid, donde este año han tenido la suerte de lidiar dos corridas, fueron feudos de los toros del Conde. Desgraciadamente no tenemos la suerte de ver a esta ganadería en todas las grandes ferias que debiera. Son muchos los toreros de hoy que plantean dificultades a la hora de estoquear corridas de este encaste por el mero hecho de que son de las más encastadas y fieras de la cabaña brava.
Desgraciadamente algunos profesionales con fuerza en el escalafón se han subido al carro de la comodidad y del falso espectáculo al negarse a matar un encierro de esta sangre. Sólo ganaderías como ésta podrían tener la llave salvadora del adocenamiento con que la cabaña torera nos tiene acostumbrados en la actualidad.
No se es auténtica figura si no se aceptan los retos que hacen pasar de niño a hombre. A pesar de todo ello Miguel Reina y el Conde actual, hijo de nuestro querido y siempre recordado don Leopoldo, se sienten orgullosos de mantener este legado intacto, un gran patrimonio de la cabaña brava de nuestro país para honra de todos los ganaderos y aficionados; desean mantener siempre vivo el espíritu emprendedor y aventurero del que hizo gala y bandera durante toda su vida don Leopoldo de la Maza, cuyo recuerdo continua en los corazones de todos los aficionados por los que circula esta desabordada pasión que es el mundo del toro.
por Ignacio de Cossío [07/08/2003]
Fotos: Archivo Conde de la Maza